martes, 14 de agosto de 2012

Literatura Griega

La Literatura griega es aquella que fue escrita por autores autóctonos de Grecia y áreas geográficas de influencia griega. Estas obras están frecuentemente compuestas en alguno de los dialectos griegos, pero no necesariamente. Se extiende a lo largo de todos los periodos históricos en los que han existido escritores griegos.



1. Homero y la épica
 
Apenas si hay noticias sobre el primero y más importante de los poetas de la antigüedad. Creían los griegos que Homero nació en Quíos o en Esmirna, en la costa jonia –aunque hasta siete ciudades se disputan su cuna, posiblemente en la costa occidental de Asia Menor-, entre los siglos IX y VIII a.C.; y también se dice que era ciego (la leyenda explicaría así su nombre, que parece que común entre los cantores épicos). De él han sobrevivido los dos monumentos literarios más importantes del mundo antiguo, la Ilíada y la Odisea. Y además, probablemente, Homero ni siquiera fue el redactor de estas obras, sino sólo el compilador de un material más antiguo, cantos épicos cantados por “aedos” o rapsodas que, bien recitaban con cítaras y liras, bien improvisaban relatos de la época micénica sobre los reyes y jefes guerreros de tiempos heroicos. Homero tal vez fue el último y más importante de estos “cantores” de obras de carácter colectivo, y las recrearía dándoles una unidad de composición, de estilo y de contenido.
             La Ilíada y la Odisea pertenecen al género literario de la poesía épica, que cuenta los mitos de las grandes gestas de los antiguos héroes, violentos y aventureros, “los mejores de los humanos” semejantes a dioses, destinados al combate y la muerte. Unos hombres superiores de los que se guardará un recuerdo imborrable durante siglos gracias a sus brillantes hechos y a su fama inmortal. De estos “ciclos” (continuaciones de los asuntos homéricos y legendarios elaborados por diferentes autores durante siglos) los más conocidos entre los griegos eran el “troyano” (que incluye los relatos del juicio de Paris, la guerra de Troya, los “nostoi” de los monarcas griegos –el regreso trágico de la guerra troyana-), el “tebano” (centrado en la figura de Edipo), los “trabajos de Hércules”, el viaje de Jasón y los “Argonautas” en busca del Vellocino de Oro y otros como las historias sobre Perseo y Teseo.
  La Ilíada y la Odisea , por su parte, comparten además unas características peculiares de su género épico. Entre ellas se pueden destacar las siguientes:
 a)      Sin pretender escribir Historia, los poemas mezclan elementos arqueológicos (históricos, sociales, ...) de épocas diferentes, tanto antiguos como modernos.
b)      Están repletas de largas digresiones, comparaciones, pasajes repetidos y fórmulas fijas, habituales en la épica oral.
c)       Reviven antiguas leyendas y relatos (mitología griega).
d)      Se basan en el contraste de personalidades, pasiones y acciones de los protagonistas, contrastando la humanidad y la crudeza.
e)      Describen solemne y sencillamente el mundo heroico de tiempos antiguos, sin intención de precisión histórica.

Y en ambas obras Homero ha dejado una huella que perdurará siglos, proponiendo unos temas que han de convertirse en universales: las grandezas y miserias del hombre, su sentido del honor, del odio, del amor, la amistad, la religiosidad, cristalizado todo ello en un maravilloso mundo poético.
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La Ilíada

Es “el poema de la guerra, la furia y la muerte” y está compuesto por más de 15.000 versos repartidos en 24 cantos. Cuenta algunos sucesos de la primera parte del “ciclo troyano” –no todos- acontecidos durante la guerra de Troya, que sucedió aproximadamente sobre el año 1250 a.C.: el asedio que las tropas griegas dirigidas por el rey de reyes Agamenón hicieron sobre las murallas de la inexpugnable Ilión (Troya), la de los muros erigidos por el dios Poseidón y gobernada por el rey Príamo. Sin embargo, de los 10 años de asedio, Homero apenas si nos cuenta los episodios de un par de meses en el décimo año de guerra, la llamada “cólera de Aquiles”: el enfrentamiento del protagonista griego con Agamenón a causa de una esclava prisionera, Briseida; el retiro de Aquiles del combate y las consiguientes derrotas griegas, huérfanas del primero de sus héroes; la lucha de Patroclo con las armas del “pélida” y su muerte; el dolor de Aquiles y su retorno al combate para vengar la muerte de su favorito; por último, la derrota del troyano Héctor, cuyo cadáver es cruelmente arrastrado en torno a la ciudad, y la entrega de su cadáver al rey Príamo, para celebrar unos funerales apropiados. 



La Odisea

Si la Ilíada narra la leyenda de las guerras de los héroes micénicos, la Odisea es la historia de un viaje, paradigma de las grandes aventuras humanas que exigen enormes sacrificios personales y notables hazañas colectivas. El viaje de Ulises (u Odiseo), rey de la pequeña isla de Ítaca, que ayudó con sus muchas e ingeniosas argucias (él ideó, por ejemplo, la creación del fatídico “caballo”) al término de la larga guerra troyana. Pero Ulises, “el astuto”, el que se disfraza, el más inteligente e ingenioso de los monarcas griegos, sufrió como muchos otros reyes un castigo divino que le impedía regresar en paz a su reino.
 Y después de diez años de combate, anduvo errante durante otros tantos en soledad o con algunos de sus hombres por todo el Mediterráneo, a expensas de la ira del dios Poseidón, hasta que finalmente dio con sus heridos huesos en la isla de la ninfa Calipso. Pudo luego llegar a tierra de los acogedores Feacios, donde narró las aventuras y desgracias más famosas de la literatura: sus peripecias con los lotófagos (los que provocaban el irreparable olvido), el encuentro esperanzado con el dios Eolo, su enfrentamiento con el cíclope Polifemo (aquel de un solo ojo, engañado y cegado por Ulises-“nadie”), la maga Circe (que convertía a los compañeros del rey en animales), su descenso al Hades (el clásico mundo de los muertos en el que, entre las difusas almas de los difuntos, se encontró con el adivino Tiresias), su lucha con el desesperante canto de las sirenas y con los monstruos Escila y Caribdis, y la llegada a la isla maravillosa de Calipso. Acabado el relato, Ulises consigue llegar a casa, a su ansiada Ítaca, donde aún le quedan serios problemas por resolver: su fiel esposa Penélope confía en su llegada desde hace 20 años, pero está rodeada de nuevos y aprovechados pretendientes que invaden el palacio real. Ulises, disfrazado de anciano gracias a las artes de su protectora Atenea, logra entrar en su casa y acabar con los enemigos gracias a la ayuda de su hijo Telémaco.




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